del lado de acá, del lado de allá

y acá estoy, ya no en santiago sino en nueva york.
todo tomó unas pocas horas para dejar de estar en un lugar y aterrizar en el siguiente.

acá hace un calor temible, allá deje un frío tenaz. las maletas fueron terminadas diez minutos antes de partir, los últimos abrazos fueron dados afuera de policia internacional.

En el lado de acá, fui recibida por un taxi amarillo que me gravo la tarifa más alta de mi vida. El paisaje nuevo que traspasaba el parabrisa se hizo amable gracias a verdes frondosos escapándose por las grietas del concreto, vastedades visuales, puentes.

arriba del taxi todo lo que me acompañara por dos años en dos bolsos y un chofer desagradable. abajo nueva jersey y nueva york.

llego a 40st en brooklyn, entre la 4ta y la 5ta, me abre la prima de una prima que solo conozco por mail. se transforma en un angel bien intencionado que me hace mapas, me da limonada, presta departamentos e invita a comer... dicen que cada ciudad los tiene (eso de los angeles), pues yo encontré uno de los mios...

ahora escribo con un calor que no permite el sueño, y que trato de pasar con una cerveza que se ha entibiado de tanto escribir. de vez en cuando entran brisas, de vez en cundo se asoman voces latinas desde la calle, de vez en cuando pienso que si apago la luz hará menos calor... hoy, entre sudor y humedad, comienzo la tercera historia, con toda la emoción de la partida y la llegada, de lo que ha sido y lo que será. espacio dos se pasa a la crónica explícita de un extranjero y yo, por hoy, al descanso tras la llegada. salud!